Informe del Pentágono dice no haber hallado pruebas de encubrimiento de extraterrestres
El informe publicado por el Pentágono concluye que no hay pruebas de visitas alienígenas a la Tierra ni de que las autoridades estadounidenses estén ocultando la existencia de naves espaciales extraterrestres. La Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO) no encontró evidencia de que ninguna investigación del Gobierno de Estados Unidos y de académicos haya confirmado el avistamiento de un ovni de tecnología extraterrestre. Además, se destaca que los avistamientos de objetos voladores no identificados son en realidad «fenómenos ordinarios» que resultan «identificados de manera errónea».
El informe también menciona que todas las investigaciones llevadas a cabo hasta la fecha por gobiernos extranjeros han llegado a la misma conclusión. Los investigadores tuvieron «pleno acceso» a todos los programas sensibles del Gobierno estadounidense, como los del Departamento de Defensa, del Ejército y de los servicios de inteligencia. Según el documento, Estados Unidos ha investigado desde 1945 los avistamientos de ovnis para determinar si suponen un riesgo para la aviación, si son tecnología de un país extranjero o si se trata de aliens, un extremo que no ha sido probado.
El informe reconoce que muchas personas creen sinceramente en estas versiones, basándose en sus percepciones, las experiencias de otras personas en las que confían o medios de comunicación que consideran fiables. Sin embargo, el informe concluye que no hay evidencia que respalde las afirmaciones de que existen programas secretos, tecnología alienígena oculta en algún lugar de Estados Unidos o cualquier otro signo de vida de fuera de este mundo.
En resumen, el informe del Pentágono elaborado por la AARO concluye que no hay pruebas de visitas alienígenas a la Tierra ni de que las autoridades estadounidenses estén ocultando al público la existencia de naves espaciales extraterrestres. Se destaca que los avistamientos de objetos voladores no identificados son en realidad «fenómenos ordinarios» que resultan «identificados de manera errónea» y que todas las investigaciones llevadas a cabo hasta la fecha por gobiernos extranjeros han llegado a la misma conclusión.